7 características de un buen estratega

12 marzo, 2024

Entre otros, un buen estratega piensa en el cliente primero. La estrategia no empieza con lo que piensan los accionistas.

Como profesor y consultor en estrategias de negocios, he podido apreciar, con el transcurso de los años las características de un buen estratega.

Analicemos cuáles son esas cualidades:

1. Es visionario

Un buen estratega es un visionario. Los grandes estrategas están siempre pensando, imaginándose y soñando en un futuro mejor.

2. Es curioso

Un buen estratega es curioso. Los grandes estrategas buscan ideas y proyectos en forma incansable. En el mundo moderno estancarse es lo mismo que retroceder.

3. Es ambicioso

Un buen estratega es ambicioso. A las mujeres y hombres que piensan estratégicamente no les basta con hacer una que otra cosa no más. Son personas inteligentes y como tales tremendamente ambiciosos.

4. Sabe focalizarse

Un buen estratega tiene la capacidad para concentrarse en aquellos pocos elementos que hacen toda la diferencia. El foco es clave para no desperdigarse.

5. Piensa primero en el cliente

Los buenos estrategas piensan en el cliente primero. La estrategia no empieza con lo que piensan los accionistas. Es ciertamente un input, pero no el punto de partida. La estrategia parte con un fanatismo por el cliente y la intención de lograr hacer que sus vidas/negocios sean cada vez mejores.

6. Sabe armar equipos

Los buenos estrategas son capaces de armar buenos equipos, buenos líderes. Además, son capaces de coachearlos para sacar lo mejor de cada uno.

7. Es un gran ejecutor

Un buen estratega es también un gran ejecutor. De nada sirve lo anterior si es que no implementamos. Debemos preocuparnos de que la ejecución sea impecable hasta en los más mínimos detalles. Los estrategas que destacan son capaces de separar la paja del trigo e ir luego al grano, demostrando una gran capacidad de síntesis y de búsqueda de la mejor manera de implementar las ideas.

Los grandes estrategas son capaces de pensar en grande, pensar distinto, pero siempre con un sentido pragmático, haciendo que las cosas efectivamente ocurran y bien.